Construyendo la
Cumbre de los Pueblos Río+20
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08 de junio 2012 Posicionamiento de la sociedad civil de América Latina y el Caribe sobre Río+20 y la economía verde
El mundo enfrenta una crisis de civilización en la que el sistema económico mundial basado en la acumulación de capital ha roto el equilibrio con la Madre Tierra. El actual modelo está llevándonos al límite del equilibrio donde pronto llegaremos a un punto donde el daño será irreversible, con grandes impactos y consecuencias para los pueblos del mundo. El 10% más rico del mundo tiene más de la mitad de los ingresos a nivel global y las personas en los países ricos consumen recursos naturales diez veces más que en los países más pobres, mientras que a nivel global, 1 billón de personas pasan hambre, 1.6 billones no tienen acceso a electricidad y más de mil millones no tienen acceso a agua potable.
Este sistema económico, capitalista y depredador ha permitido el empoderamiento de las transnacionales que lucran con los recursos naturales y especulan en el mercado financiero, hasta el extremo de que de las 100 mayores economías mundiales, mas de 40 son de transnacionales. Los compromisos de los gobiernos para la reducción de gases de efecto invernadero son insuficientes lo que significa que muchas regiones sufrirán eventos extremos impredecibles donde miles de millones de personas serán afectadas y desplazadas. En medio de esta crisis financiera, energética, climática, ambiental y alimentaria, los países del G8 (Estados Unidos, Alemania, Canadá, Francia, Reino Unido, Italia, Japón, Rusia y la Unión Europea) como los países más poderosos del mundo con sus aliados como Brasil y las transnacionales pretenden salvar el sistema capitalista a través de la imposición de la “Economía Verde”, en vez de realizar cambios a las causas estructurales.
Ante este preocupante panorama, la sociedad civil de América latina y el Caribe, después de realizar un profundo análisis participativo,
Ante la propuesta de la Economía verde
Denunciamos que la Economía Verde sigue apostando por la errónea idea de un crecimiento económico infinito en un mundo que tiene límites. Rechazamos la mercantilización de la Madre Tierra – de sus ciclos vitales y sus funciones, así como los pagos por “servicios ambientales” para crear nuevos productos financieros para el mercado especulativo. Denunciamos que la Economía Verde no acabará con el modelo extractivista. La minería, los hidrocarburos y el modelo agroexportador que seguirán teniendo impactos negativos para el medio ambiente y los derechos de los pueblos.
La economía verde fortalecerá el poder económico de las transnacionales que son incluso mucho más influyentes que los países más desarrollados y que además cuentan con mecanismos de autoprotección a través de los Tratados de Libre Comercio, como son los sistemas de arbitraje para proteger sus inversiones y ganancias futuras, como el CIADI. La imposición de la Economía Verde en América latina y el Caribe se constituirá en un retroceso de las conquistas de las luchas de los pueblos, afectando derechos ya constituidos como el derecho al agua, el derecho a un medio ambiente sano, a la soberanía y a la autodeterminación de los pueblos indígenas, entre otros.
Apoyamos la carta del estado de acre firmada por treinta organizaciones de la sociedad civil en rechazo a la mercantilización de la naturaleza y en defensa de los territorios y alertamos a las comunidades de otros territorios a resistir la implementación la Economía Verde y no seguir el ejemplo del gobierno de Acre. Ante las falsas soluciones que forman parte de la propuesta de economía verde. El Norte debe tomar la iniciativa de recortar drásticamente e inmediatamente sus emisiones de gases de efecto invernadero y cumplir con sus obligaciones de transferir tecnología y financiamiento sin condicionamientos. La economía verde es un “permiso” para que las grandes industrias contaminen el medio ambiente.
Denunciamos las falsas soluciones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero como son la energía nuclear, la captura y almacenamiento artificial de carbono, los transgénicos y los biocombustibles. Las soluciones al problema que atraviesa el planeta no son la aplicación de nuevas tecnologías, si no la transformación de políticas estructurales. Exigimos el cese de todos aquellos proyectos destructivos de la Madre Tierra como son la minería a cielo abierto, la explotación de hidrocarburos en zonas ecológicamente sensibles, las megarepresas y los proyectos del IIRSA.
Rechazamos los procesos de integración regional que son dominados por las grandes capitales.
Ante las negociaciones de Rio+20
Exigimos a los gobiernos nacionales que defiendan activamente los intereses de sus pueblos en el actual texto de negociación y asuman responsabilidad con las futuras generaciones. Exigimos a los gobiernos no avalar la Economía Verde y no aceptar los acuerdos de Rio+20. Los estados deben asegurar que las negociaciones sean amplias, francas y transparentes.
Exigimos a los gobiernos nacionales defender el derecho al agua, y los derechos de la Madre Tierra y los derechos de los pueblos indígenas expresados en las resoluciones de la Cumbre de los Pueblos sobre Cambio Climático (Tiquipaya, 2010). Afirmamos la importancia de defender el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, el principio de precaución y el principio de acceso a la información, participación pública y justicia.
Exigimos mecanismos reales y creativos como la creación de un impuesto a las transacciones financieras. Es necesario construir instrumentos al servicio de la gente, con un sistema de gobernanza democrática y transparente que promueva políticas públicas inclusivas, integración entre los pueblos y un nuevo modelo de desarrollo. Las transnacionales del G8, en complicidad con los Estados, han capturado el sistema de la ONU, se han apropiado del discurso social y ecológico, y tienen una mayor participación en las negociaciones de Rio+20 que la sociedad civil. Los grandes intereses privados que mas contaminaron el planeta, junto al Banco Mundial y el G20, impulsan la Economía Verde para reposicionarse y continuar haciendo negocios como siempre. Las negociaciones de Rio+20 deben ser “party driven” con más participación de la sociedad civil.
Modelos alternativos de la vida – alternativas a la Economía Verde
El Vivir Bien como un enfoque integral y los derechos de la Madre Tierra son una alternativa al modelo de desarrollo capitalista depredador de la Madre Tierra y explotador de la humanidad. No somos dueños de la naturaleza: Somos parte de la Madre Tierra y exigimos el respeto a sus ciclos vitales. Así mismo exigimos que los Estados promuevan políticas de apoyo a la producción campesina y la soberanía alimentaria sin transgénicos porque es la única forma de detener el avance de las transnacionales que lucran con la alimentación del planeta. Se debe generar una nueva alternativa global a la Economía Verde para restablecer el equilibrio con la Madre Tierra como plantear el Vivir Bien, con complementariedad y solidaridad para el convivir bien entre seres humanos.
Una economía alternativa reciproca significaría un modelo de vida basado en lógicas comunitarias, organizaciones económicas campesinas de mujeres y hombres indígenas, campesinos y campesinas, de colectivos de pobladoras, obreras y obreros.
Una redistribución equitativa de la riqueza, orientando los modos productivos a cubrir las necesidades reales de las mujeres y los hombres.
Es necesario construir una alternativa a la concepción de “servicios ambientales” y del “capital natural” que solamente apuntan a la mercantilización de la naturaleza. La gestión y manejo integral de los bosques, agua, tierra, entre otros seres de la naturaleza es una alternativa viable a la filosofía de la Economía Verde. Exigimos a los gobiernos nacionales cumplir con los principios del Vivir Bien, expresados en el trabajo de la sociedad civil global en la Cumbre de los Pueblos sobre Cambio Climático realizada en Bolivia, en el 2010, no solo como un discurso, sino con políticas concretas para una transición paulatina que supere al capitalismo en todas sus formas.
Convocamos a la sociedad civil internacional a construir alianzas para resistir la imposición de la Economía Verde en la región y a construir un nuevo modelo para lograr el Vivir Bien en armonía con la Madre Tierra.
El estado, las comunidades, la cooperación internacional y otros sectores deberán evitar la degradación del medio ambiente de forma directa o indirecta que atente contra los derechos humanos y de la madre tierra (agua, aire, tierra) y deberán velar por la restauración de las zonas afectadas.
¡Nos movilizamos junt@s hacia Rio+20 en rechazo a la economía verde!
¡Junt@s construimos modelos alternativos para defender la vida y lograr el Vivir Bien!
Antecedentes
El mundo enfrenta una crisis de civilización en la que el sistema económico mundial basado en la acumulación de capital ha roto el equilibrio con la Madre Tierra. El actual modelo está llevándonos al límite del equilibrio donde pronto llegaremos a un punto donde el daño será irreversible, con grandes impactos y consecuencias para los pueblos del mundo. El 10% más rico del mundo tiene más de la mitad de los ingresos a nivel global y las personas en los países ricos consumen recursos naturales diez veces más que en los países más pobres, mientras que a nivel global, 1 billón de personas pasan hambre, 1.6 billones no tienen acceso a electricidad y más de mil millones no tienen acceso a agua potable.
Este sistema económico, capitalista y depredador ha permitido el empoderamiento de las transnacionales que lucran con los recursos naturales y especulan en el mercado financiero, hasta el extremo de que de las 100 mayores economías mundiales, mas de 40 son de transnacionales. Los compromisos de los gobiernos para la reducción de gases de efecto invernadero son insuficientes lo que significa que muchas regiones sufrirán eventos extremos impredecibles donde miles de millones de personas serán afectadas y desplazadas. En medio de esta crisis financiera, energética, climática, ambiental y alimentaria, los países del G8 (Estados Unidos, Alemania, Canadá, Francia, Reino Unido, Italia, Japón, Rusia y la Unión Europea) como los países más poderosos del mundo con sus aliados como Brasil y las transnacionales pretenden salvar el sistema capitalista a través de la imposición de la “Economía Verde”, en vez de realizar cambios a las causas estructurales.
Ante este preocupante panorama, la sociedad civil de América latina y el Caribe, después de realizar un profundo análisis participativo,
Declara:
Ante la propuesta de la Economía verde
Denunciamos que la Economía Verde sigue apostando por la errónea idea de un crecimiento económico infinito en un mundo que tiene límites. Rechazamos la mercantilización de la Madre Tierra – de sus ciclos vitales y sus funciones, así como los pagos por “servicios ambientales” para crear nuevos productos financieros para el mercado especulativo. Denunciamos que la Economía Verde no acabará con el modelo extractivista. La minería, los hidrocarburos y el modelo agroexportador que seguirán teniendo impactos negativos para el medio ambiente y los derechos de los pueblos.
La economía verde fortalecerá el poder económico de las transnacionales que son incluso mucho más influyentes que los países más desarrollados y que además cuentan con mecanismos de autoprotección a través de los Tratados de Libre Comercio, como son los sistemas de arbitraje para proteger sus inversiones y ganancias futuras, como el CIADI. La imposición de la Economía Verde en América latina y el Caribe se constituirá en un retroceso de las conquistas de las luchas de los pueblos, afectando derechos ya constituidos como el derecho al agua, el derecho a un medio ambiente sano, a la soberanía y a la autodeterminación de los pueblos indígenas, entre otros.
Apoyamos la carta del estado de acre firmada por treinta organizaciones de la sociedad civil en rechazo a la mercantilización de la naturaleza y en defensa de los territorios y alertamos a las comunidades de otros territorios a resistir la implementación la Economía Verde y no seguir el ejemplo del gobierno de Acre. Ante las falsas soluciones que forman parte de la propuesta de economía verde. El Norte debe tomar la iniciativa de recortar drásticamente e inmediatamente sus emisiones de gases de efecto invernadero y cumplir con sus obligaciones de transferir tecnología y financiamiento sin condicionamientos. La economía verde es un “permiso” para que las grandes industrias contaminen el medio ambiente.
Denunciamos las falsas soluciones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero como son la energía nuclear, la captura y almacenamiento artificial de carbono, los transgénicos y los biocombustibles. Las soluciones al problema que atraviesa el planeta no son la aplicación de nuevas tecnologías, si no la transformación de políticas estructurales. Exigimos el cese de todos aquellos proyectos destructivos de la Madre Tierra como son la minería a cielo abierto, la explotación de hidrocarburos en zonas ecológicamente sensibles, las megarepresas y los proyectos del IIRSA.
Rechazamos los procesos de integración regional que son dominados por las grandes capitales.
Ante las negociaciones de Rio+20
Exigimos a los gobiernos nacionales que defiendan activamente los intereses de sus pueblos en el actual texto de negociación y asuman responsabilidad con las futuras generaciones. Exigimos a los gobiernos no avalar la Economía Verde y no aceptar los acuerdos de Rio+20. Los estados deben asegurar que las negociaciones sean amplias, francas y transparentes.
Exigimos a los gobiernos nacionales defender el derecho al agua, y los derechos de la Madre Tierra y los derechos de los pueblos indígenas expresados en las resoluciones de la Cumbre de los Pueblos sobre Cambio Climático (Tiquipaya, 2010). Afirmamos la importancia de defender el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, el principio de precaución y el principio de acceso a la información, participación pública y justicia.
Exigimos mecanismos reales y creativos como la creación de un impuesto a las transacciones financieras. Es necesario construir instrumentos al servicio de la gente, con un sistema de gobernanza democrática y transparente que promueva políticas públicas inclusivas, integración entre los pueblos y un nuevo modelo de desarrollo. Las transnacionales del G8, en complicidad con los Estados, han capturado el sistema de la ONU, se han apropiado del discurso social y ecológico, y tienen una mayor participación en las negociaciones de Rio+20 que la sociedad civil. Los grandes intereses privados que mas contaminaron el planeta, junto al Banco Mundial y el G20, impulsan la Economía Verde para reposicionarse y continuar haciendo negocios como siempre. Las negociaciones de Rio+20 deben ser “party driven” con más participación de la sociedad civil.
Modelos alternativos de la vida – alternativas a la Economía Verde
El Vivir Bien como un enfoque integral y los derechos de la Madre Tierra son una alternativa al modelo de desarrollo capitalista depredador de la Madre Tierra y explotador de la humanidad. No somos dueños de la naturaleza: Somos parte de la Madre Tierra y exigimos el respeto a sus ciclos vitales. Así mismo exigimos que los Estados promuevan políticas de apoyo a la producción campesina y la soberanía alimentaria sin transgénicos porque es la única forma de detener el avance de las transnacionales que lucran con la alimentación del planeta. Se debe generar una nueva alternativa global a la Economía Verde para restablecer el equilibrio con la Madre Tierra como plantear el Vivir Bien, con complementariedad y solidaridad para el convivir bien entre seres humanos.
Una economía alternativa reciproca significaría un modelo de vida basado en lógicas comunitarias, organizaciones económicas campesinas de mujeres y hombres indígenas, campesinos y campesinas, de colectivos de pobladoras, obreras y obreros.
Una redistribución equitativa de la riqueza, orientando los modos productivos a cubrir las necesidades reales de las mujeres y los hombres.
Es necesario construir una alternativa a la concepción de “servicios ambientales” y del “capital natural” que solamente apuntan a la mercantilización de la naturaleza. La gestión y manejo integral de los bosques, agua, tierra, entre otros seres de la naturaleza es una alternativa viable a la filosofía de la Economía Verde. Exigimos a los gobiernos nacionales cumplir con los principios del Vivir Bien, expresados en el trabajo de la sociedad civil global en la Cumbre de los Pueblos sobre Cambio Climático realizada en Bolivia, en el 2010, no solo como un discurso, sino con políticas concretas para una transición paulatina que supere al capitalismo en todas sus formas.
Acciones de articulación inmediata
Convocamos a la sociedad civil internacional a construir alianzas para resistir la imposición de la Economía Verde en la región y a construir un nuevo modelo para lograr el Vivir Bien en armonía con la Madre Tierra.
El estado, las comunidades, la cooperación internacional y otros sectores deberán evitar la degradación del medio ambiente de forma directa o indirecta que atente contra los derechos humanos y de la madre tierra (agua, aire, tierra) y deberán velar por la restauración de las zonas afectadas.
¡Nos movilizamos junt@s hacia Rio+20 en rechazo a la economía verde!
¡Junt@s construimos modelos alternativos para defender la vida y lograr el Vivir Bien!
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