martes, 22 de octubre de 2013

Promoción de Valores Ambientales en los Niños...

La importancia de promover valores ambientales a los niños

Familiares y educadores son esenciales para inculcar a los más pequeños unos valores que les lleve a responsabilizarse y disfrutar del medio ambiente. 

Pero no son los únicos: el resto de personas que se relacionan con los niños también son importantes para determinar qué tipo de valores desarrollarán los pequeños.
 
Villarroel explica que el entorno social del menor propicia que este desarrolle un determinado marco normativo con el que considera desde muy pequeño qué está bien y qué conductas son incorrectas. 

"Los familiares más cercanos y la escuela delimitan de manera inicial dicho entorno social, pero a medida que el desarrollo avanza, este entorno se amplia e indudablemente debe influir en el desarrollo de los criterios normativos", apostilla el experto.
 
A partir de los resultados del estudio se puede asumir también que familiares y educadores deben estar atentos para ofrecer a los niños pautas, con palabras y con el propio ejemplo, para que puedan elaborar juicios conforme a la escala de valores que se desee para ellos. "Conviene ser consciente de la importancia de aportar a niños y niñas desde edades tempranas modelos de conducta y criterios relativos a qué está bien y qué mal, también con relación al medio ambiente. Sin duda, la falta de un modelo de conducta será siempre un mal modelo".
 
Por tanto, el reto de la educación, tanto la que se recibe en la familia como la reglada, en la escuela y las propias acciones educativas de contextos no formales, debería tener entre sus objetivos promover determinados valores y actitudes también con relación al medio ambiente.
 
El estudio no analiza cómo los niños y niñas desarrollan el marco normativo que les llega a considerar que determinadas acciones contra las plantas son más inadecuadas, pero Villarroel asegura que será uno de los ámbitos de desarrollo futuro de su investigación.

Cómo se realizó el estudio

El estudio, 'Environmental judgment in early childhood and its relationship with the understanding of the concept of living beings' (Juicio ambiental en la primera infancia y su relación con la comprensión del concepto de los seres vivos), se basó en entrevistas realizadas a 118 niños y niñas de entre 4 y 7 años (último curso de Educación Infantil y primer curso de Educación Primaria) de los colegios vizcaínos de Plentzia, Zipiriñe de Sopelana y Elortza de Urduliz.
 
Las entrevistas consistieron en dos pruebas. Por un lado, se evaluaba la comprensión del concepto de ser vivo. Para ello, se presentaban varias fotografías de seres vivos (animales y plantas) y también de entidades inertes (nubes, sol, coche, moto). Y en torno a estas imágenes, se preguntaba a los niños si lo que aparecería en la foto era o no un ser vivo.
 
Por otro lado, se evaluaba el pensamiento ambiental. 

En este caso se presentaban fotos extraídas de libros para niños en las que se mostraban tres tipos de comportamientos: dos conductas que afectan al bienestar de otros (quitar bienes a otro compañero sin permiso y pegar a un compañero), dos conductas que incumplen alguna norma social pero no afecta al bienestar de otros (hurgarse la nariz y comer con muy malos modales) y dos conductas que influyen al bienestar de las plantas (pisar una flor y grabar en el tronco de un árbol).

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