de Efrén Meléndez( el gato).Objetivo: Conocer los problemas ambientales a nivel mundial y local. Aportar propuestas para resolverlos.
viernes, 12 de diciembre de 2014
Ambiente y Ecología
El desconocimiento de la verdadera significación del término ambiente, es sin dudas, el importante problema que confronta la actual crisis ambiental. Concebir el ambiente dentro de lineamientos tradicionales y parcelados, limita el estudio de los problemas ambientales en forma global, sistémica y holística, como debe ser.
León (1981) manifiesta que:
Concebir el ambiente de una manera fraccionalista ha generado enfoques sectoriales y causalístico de la problemática ambiental, destacándose una ecología biologicista profesional, un ecologismo militante, un conservacionismo sentimentalista, esteticista, eticista, y un proteccionismo radicalizado. A parte, de los “patólogos ambientalistas”, quienes se preocupan por los síntomas más que por las verdaderas causas del problema. Estas confusiones generan multiplicidad de orientaciones e impiden una clara comprensión de la problemática ambiental y sus soluciones. Ante este panorama, ha surgido una Ecología que ha desarrollado fundamentos teóricos y avanzados métodos de investigación para abordar la problemática ambiental, orientando a otras ciencias hacia consideraciones más globales (p. 67).
De acuerdo con el criterio de Bansart (2009) considera que el ambiente puede explicarse de la manera siguiente:
El ambiente es el contexto que rodea al ser colectivo. Este no es independiente del ambiente. Forma parte de él. El antropocentrismo hizo que el ser humano fuera considerando su ambiente como una especie de envoltorio. Es por esta razón que a veces se utiliza, como sinónimo de ambiente, la palabra “entorno”, como si éste fuera un escenario en el cual el ser humano va actuar. El ambiente puede definirse como el espacio físico y humano en el cual el ser colectivo se está desenvolviendo. Su mismo desenvolvimiento provoca una modificación (positiva o negativa), del oikos del cual forma parte (p. 21).
La cultura ecológica es ciencia y conciencia: es sensibilidad ecológica (no sensiblería) y conocimiento; también es acción. Es necesario lograr una comprensión de los fenómenos y ser capaz de relacionar entre sí las dinámicas de la naturaleza con las dinámicas sociales. Es necesario determinar un gran número de relaciones en la naturaleza y en las sociedades humanas, y observar las interrelaciones que existen entre las dos. Luego, es preciso comprometerse mediante una praxis ecológica (Idem).
La cultura ecológica no es únicamente una visión global y externa de los equilibrios y desequilibrios que van ocurriendo en el mundo, sino la comprensión de numerosísimas interrelaciones que existen entre las especies (entre las cuales se encuentra la especie humana) (Idem).
Cuando pretendemos caracterizar a la ecología como la ciencia que estudia la estructura y función de los ecosistemas, es menester, tomar en consideración que esos sistemas son complejos y que están constituidos por seres vivos que comparten un mismo hábitat con condiciones bien específicas. De aquí que, conocemos diferentes ecosistemas como: manglar, sabana, páramo, selva nublada, médanos, marino, etc; cada uno adaptado a condiciones climáticas, edafológicas, altitud, etc, desarrollando una flora y fauna muy particular. Lo importante, en los ecosistemas, son las diferentes interrelaciones entre sus distintos componentes, y en particular, la influencia que pudiera tener el ser humano en ellos, al modificar y afectar el equilibrio dinámico.
La palabra “Ecología”, fue propuesta por el biólogo alemán Ernst Haeckel en 1869. Por lo general la ecología se define como el estudio de las relaciones de los organismos o grupos de organismos con su medio, o la ciencia de las relaciones que ligan los organismos a su ambiente.
Odum (1979) afirma que:
El término ecología, proviene de la raíz griega oikos, que significa “casa”, combinada con la raíz “logos” que significa la “ciencia” o el estudio de”. De tal manera que, literalmente hablando, la ecología se refiere al estudio de los pobladores de la tierra incluyendo plantas, animales, microorganismos y el género humano, quienes conviven a manera de componentes dependientes entre sí (p. 11).
La Ecología suele dividirse corrientemente, para la realización de mejores estudios de su objeto en: Autecología y Cinecología. La primera (Autecología) se ocupa de estudiar el organismo o la especie individuales, de sus historias y comportamientos biológicos como medios de adaptación al mundo circundante. La segunda, cinecología estudia a grupos de organismos que están asociados unos con otros formando una unidad.
Otra manera de concebir a la ciencia ecológica o ecología, es atendiendo al tipo de estudio que pretenda efectuar. Así, podemos observar que atendiendo el tipo de hábitat o medio ambiente de estudio tenemos ecología de agua dulce, ecología marina, ecología terrestre, ecología humana, etc. Aunque los principios básicos sean los mismos, las clases de organismos, las relaciones recíprocas con el individuo y los métodos de estudios podrán ser, con todo, totalmente diferentes en relación con medios distintos. En ecología, las subdivisiones son útiles en tanto que facilitan el estudio y la comprensión y sugieren medios apropiados de especialización dentro del campo de estudio.
Concepciones Sobre la Ecología
Según Duvigneaud (1978) la ecología puede definirse, teóricamente, como:
El estudio del hábitat, del hábitat de los seres vivos (oikos=hábitat). A pesar de ello, se considera que la ecología es la ciencia de las relaciones de los seres vivos con su ambiente; los seres vivos están estrechamente integrados en su entorno, de modo que la ecología es la ciencia de los sistemas biológicos funcionales y complejos llamados ecosistemas; comprende también el estudio de las relaciones de los seres vivos entre ellos (p. 1).
Uno de los objetivos principales de la Ecología es el logro de la armonía entre ambiente y desarrollo. Desde el punto de vista humano podría decirse que es este el objetivo fundamental de la ecología y el que le concede importancia social e histórica a esta ciencia.
Vega (2008) considera que: “En concordancia con los múltiples intereses sociales y económicos existentes en la sociedad capitalista, se encuentran diversas corrientes de pensamiento ecológico” (p. 318).
Las tendencias políticas e ideológicas sobre el medio ambiente pueden agruparse en tres grandes grupos, ecologismo tradicional, ecologismo productivista y ecologismo radical, definiéndolas de la siguiente manera:
Ecologismo tradicional: Es el que asume la crisis ecológica desde una perspectiva puramente ambientalista que se preocupa de manera exclusiva por la preservación de las áreas silvestres para salvar diversas especies y promocionarlas como zonas de recreación. No cuestionan de ninguna forma al capitalismo y se centran en las soluciones técnicas a los problemas ambientales. Aquí se encontraría básicamente lo que se denomina la ecología profunda cuya preocupación por los seres humanos, y sobre todo por los pobres, se acerca a cero. Ecologismo productivista: Aunque reconoce la interacción del hombre con la naturaleza parte de una tradicional concepción de la economía que concibe a esta última como un reservorio inagotable de recursos que puede explotarse de manera ilimitada. Disocia los problemas técnicos de los problemas sociales subordinando las cuestiones ecológicas a las necesidades del capitalismo. En este tipo de ambientalismo se podrían ubicar las tendencias que corresponden a lo que se denomina genéricamente como la “ecología de los ricos”, entre los que aparecen algunas vertientes de la ecología política, de los partidos verdes europeos, de la tecnocracia ecológica enquistada en el Banco Mundial, La CEPAL, La ONU, muchas ONG, e instancias similares. El Ecologismo radical: Este se sustenta en la concepción que el ser humano es parte de la naturaleza y por lo mismo interactúa con el medio ambiente. Al estudiar la crisis ecológica vincula los aspectos sociales y ambientales y responsabiliza directamente al capitalismo como el culpable de la destrucción ambiental. (Idem).
Estructura de un Ecosistema
Un ecosistema es una unidad ecológica que es objeto de estudio de la ecología. Esta unidad, está constituida por organismos que interactúan entre sí en la búsqueda de su equilibrio dinámico. Un ecosistema, puede definirse como, un sistema funcional que incluye una comunidad de seres vivos y su ambiente.
De acuerdo con Sarmiento (1980), el ecosistema se considera como:
Una unidad ecológica definida fundamentalmente en base a su dinámica, es decir es un sistema abierto en el cual de acuerdo con un conjunto de condiciones de contorno relacionadas con la atmósfera, el sustrato, y los demás sistemas que lo rodean, se produce un continuo intercambio de energía y de materiales, con una circulación ininterrumpida a través de los distintos comportamientos funcionales que lo componen: vegetales, fauna, suelo, agua, etc. Al conjunto de estos procesos dinámicos de intercambio o de flujo dentro del ecosistema, producto a su vez de los aportes hacia los mismos y de las exportaciones desde ellos hacia el medio circundante, lo podemos denominar, por analogía con el funcionamiento de un organismo vivo, “el metabolismo del ecosistema” (p.197).
Los innumerables seres vivos que componen la biocenosis están unidos por relaciones de todo tipo, entre las cuales las más importantes son las de naturaleza alimentaria y corológica, es decir, las relativas a una situación de constante lucha por los alimentos y por el espacio. Este conjunto de seres vivos interrelacionados con su hábitat, constituyen el ecosistema.
La estructura de una biocenosis puede ser clasificada dependiendo de las interrelaciones alimentarias entre ellos. De esta forma, los encargados de producir y acumular la energía potencial mediante la fotosíntesis o quimio-síntesis, en forma de materia orgánica, se denominan productores, éstos representarán el punto inicial de las cadenas tróficas.
Estas cadenas tróficas se interrelacionan con ciertos niveles de consumo en una serie jerarquizada, en la que podemos clasificarlas así: A.-productores (Autotrofos), son, en su mayoría, las plantas verdes que, a través, de la fotosíntesis transforman la energía luminosa en energía química potencial acumulada en compuestos orgánicos (glúcidos, prótidos, y lípidos), a partir de minerales aportados por el medio. B.-Los consumidores (Heterotrofos), que se alimentan de la materia orgánica ya elaborada. Los consumidores se clasifican de acuerdo a su posición en la cadena trófica así: a.-Consumidores de primer orden, que subsisten directamente a expensa de los productores, también se denominan herbívoros. b.- Consumidores de segundo orden, aquellos que se alimentan de los consumidores de primer orden, se denominan carnívoros. c.- Consumidores de tercer orden, quienes se alimentan de los consumidores de segundo orden, también son carnívoros. d.-Los Transformadores, aquellos que descomponen la materia orgánica muerta retornando la materia orgánica al medio inorgánico, Se llaman también saprofitos.
Los consumidores de segundo y tercer orden son llamados depredadores, ya que obtienen su alimento de forma violenta, generalmente. A veces, son parásitos de animales, de vida sedentaria.
Es necesario aclarar, que dependiendo de la forma, que en un momento dado una especie se alimente, podemos categorizar su posición en la cadena trófica. Es decir, si en un momento se alimenta solo de productores será consumidor primario, o si en otra ocasión se alimenta de un consumidor, tendrá categoría de consumidor secundario o terciario según el caso
El Flujo de Energía en El Ecosistema
De la energía solar que alcanza la superficie de la Tierra, una fracción muy pequeña es derivada a los sistemas vivos. Aún cuando la luz caiga en una zona con vegetación abundante como en una selva, un maizal o un pantano, sólo aproximadamente entra el 1% y el 3% de esa luz (calculado sobre una base anual) es utilizada durante la fotosíntesis. Aun así, esta fracción tan pequeña puede dar como resultado la producción, a partir del dióxido de carbono (CO2), el agua (H2O) y unos pocos minerales, varios millares de gramos de materia orgánica por año en un solo metro cuadrado de campo o de bosque. Algo parecido, a un total de aproximadamente, 120 mil millones de toneladas métricas de materia orgánica por año en todo el mundo.
En un ecosistema la transferencia de energía obedece a las leyes de la termodinámica. Por ejemplo, la primera ley establece que la energía puede transformarse de una forma en otra. Esto lo analizamos cuando la luz solar se transforma en alimento, debido a la fotosíntesis. Por otra parte, la segunda ley de la termodinámica indica que ningún proceso que involucre una transformación energética se presentará, a menos que se produzca una degradación de energía de una forma concentrada a otra dispersa. En el caso de los ecosistemas, parte de la energía que se disipa en forma de energía calorífica no es recuperada, lo cual no es cien por ciento eficiente.
El diagrama que se observa en la figura 2, representa el flujo unidireccional de energía y reciclado de materiales que se produce en un ecosistema, donde: la producción bruta: Pb; producción neta: Pn; producción heterotrófica; Ph; y respiración: R.
En un ecosistema existe una transferencia de energía de un organismo a otro de forma secuencial. Esta disposición de los organismos para alimentarse es interdependiente y se llama cadena trófica. La estructura comienza con los organismos productores (autótrofos) que transforman la energía solar en materia orgánica; y los consumidores o predadores (heterótrofos) el primer organismo es comido por el segundo; y éste por el tercero en forma sucesiva; formándose los niveles tróficos. Cierta energía y calor se disipa por la respiración. En la mayoría de los ecosistemas estas cadenas están entrelazadas formando tramas alimenticias y pirámides alimentarias.
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